¿Te gustaría tener Internet de banda ancha en tu negocio?

La conexión a  Internet con muchos Megabites puede ser el sueño dorado para optimizar tiempo, implementar procesos y conectar a tus empleados, pero tu servicio de red también podría resultar una pesadilla.

Anota estos tres síntomas de una mala conexión a Internet para que puedas diagnosticar tu caso y acercarte con un proveedor a la altura de las expectativas de tu empresa.

Aunque tu proveedor de Internet empresarial te haya prometido muchos Megabites y velocidad, es la LATENCIA  la que define la calidad del servicio que vas a recibir.

La latencia es la acumulación de retardos dentro de la red, y los retardos se traducen como obstáculos en la propagación.

Se puede medir la latencia de la red con el estándar Ping. Esta herramienta de diagnóstico te dirá qué tan eficiente es realmente tu conexión a Internet, pues comprueba el estado del equipo local que se conecta a otro remoto, desde donde proviene tu servicio.

Mientras más alto sea el número de latencia, más retrasada estás recibiendo la información de lo que sucede en tiempo real. Por eso mientras más bajo aparezca el Ping, mejor el rendimiento de la red.

Pregunta a tu proveedor de Internet si la infraestructura de su servicio está dedicada a los corporativos. Cuando las redes, incluso de fibra óptica, son usadas para conectar hogares, pequeños negocios y empresas, hay muchas probabilidades de que sufras problemas de latencia.

Esta clase de proveedores experimentó un crecimiento acelerado y desestructurado, que hoy en día impacta negativamente en la entrega eficiente del servicio que contrataste.

A este fenómeno se le llama sobresuscripción, provoca que los Mbps que experimentas sean menores a los que contrataste.

Un servicio dedicado sólo a corporativos puede garantizar que el Internet sea simétrico, para que tengas la misma velocidad de carga y descarga de datos.

Por eso es que el estado de la red define la latencia.

Cuando un servicio de Internet empresarial se ofrece a través de redes muy grandes, antiguas, que se comparten con hogares y que parecen no tener una estructura, ubicar el origen de una falla se traduce en mucho esfuerzo y retardos para reestablecer el servicio.

Un buen proveedor debe garantizar que la conexión de tu negocio esté siempre arriba. Asegúrate de contratar un Internet redundante, es decir, un servicio con una ruta alterna en caso de problemas de conexión en la ruta principal.

Un proveedor que no ofrece redundancia significa más gastos para tu empresa, pues tendrías que contratar dos proveedores distintos – dos facturas, dos pagos-, para que uno funcione de respaldo en caso de una caída de red.

Además, una infraestructura antigua o en mal estado incrementa la latencia, puede ocasionar congestión de la red de extremo a extremo, cuellos de botella en los ruteadores y enlaces intermedios. Notarás lentitud en la entrega de paquetes de datos y se agravará si son paquetes de voz.

Internet_dedicado
  • Las aplicaciones en la nube que usan mis empleados funcionan con lentitud.

  • Pérdida de información. Si Internet falla sin previo aviso puedes perder archivos, dejar de recibir reportes actualizados y algo tan simple como no poder consultar un correo urgente.

  • Tráfico intenso en la misma infraestructura genera bloqueos y por lo tanto intermitencias. Casi siempre sucede en los mismos horarios.

  • Si tu negocio depende de atraer clientes o tráfico a través de Internet, las conversiones bajarán. Una caída de red significa que tu sitio web se verá afectado.

Para garantizar la calidad de tu servicio de Internet empresarial pregunta a tu proveedor sobre estos tres síntomas, confirma la información que te ofrezca el ejecutivo de venta y recuerda que las características de una conexión a Internet saludable son: más ancho de banda, baja latencia, simetría y redundancia con un solo proveedor.